¿Le gustó tu historia… en serio?

Un grupo diverso de personas de varias generaciones ríe y conversa en un espacio exterior, mientras íconos flotantes de "Me Gusta" y "Corazón" de redes sociales están superpuestos sobre la escena, simbolizando la validación digital.
¿Vale lo mismo un abrazo que un corazón digital? La mirada del otro nos construye, y hoy esa construcción se mide en métricas. Una reflexión sobre el nuevo lenguaje socioafectivo donde los likes miden la aprobación que antes buscábamos en la mirada.

Un corazón, un pulgar levantado. Hoy esos gestos digitales pesan tanto como antes lo hacían un abrazo, un “te quiero” o un “sí, me importa lo que decís”.

Las redes sociales se están convirtiendo en un nuevo lenguaje socioafectivo. Con él, la humanidad conectada a internet está rompiendo, por primera vez, el mito de la Torre de Babel.

A simple vista, parece un lenguaje inocente, lúdico, sin consecuencias. Pero en silencio está cambiando las reglas más profundas del comportamiento humano.

Quienes me conocen saben que describir una realidad no significa juzgarla. Solo me interesa observarla, entenderla y señalar aquello que puede ser significativo para la existencia humana.

Estamos frente a una nueva construcción de las normas emocionales y sociales que guían nuestras conductas. Cada vez más, las personas moldeamos lo que hacemos, decimos o mostramos según la aprobación del otro sobre nuestros posteos.
Hoy, legitimar mi discurso, sentirme parte, llegar a nuevos clientes o comunidades, se mide en métricas: likes, vistas, comentarios.

Por supuesto que todavía existe la realidad “real”, esa donde las miradas y las palabras se cruzan en un mismo espacio físico. Pero, a diferencia de hace unas décadas, las pantallas se han adueñado de una parte esencial de nuestra existencia. Y en ese territorio digital emergen nuevas leyes.

Los adolescentes y niños ya no diferencian las relaciones digitales de las presenciales; para ellos, el mundo es uno solo. Somos los que nacimos sin pantallas quienes podemos ver con distancia este cambio de paradigma.

A los mayores de cuarenta, como yo, nos pasa algo curioso: cuando subimos algo a las redes, pedimos consejo a nuestros hijos, y ellos nos enseñan —con toda naturalidad— cómo deberíamos hacerlo. (Y, dicho sea de paso, me divierte mi analfabetismo digital y la sabiduría de esos maestros que, aunque aún no sepan cómo ganarse la vida, tienen mucho para enseñarnos).

Pero volviendo al tema: el lenguaje de los likes es una nueva forma en la que la mirada del otro nos construye.
Y, a diferencia de la palabra escrita, es un lenguaje de pocos signos, pero con un simbolismo enorme.

Para contarte esta reflexión usé más de trescientas sesenta palabras y unos dos mil caracteres intentando tender un puente entre mi pensamiento y el tuyo. Pero la validación de este mensaje, su aprobación o desaprobación, probablemente se exprese en solo tres íconos: ♥ 👏 👍.
O, simplemente, en una estadística que diga cuántas personas lo vieron y cuánto tiempo permanecieron leyéndolo.

Las realidades no son ni buenas ni malas: simplemente son. Pero observarlas nos permite comprender qué decisiones podemos tomar a partir de ellas.

Y hay algo que no deberíamos pasar por alto: son muy pocas las empresas que manejan la distribución de estos mensajes.
Meta, Google, TikTok, X o LinkedIn definen qué se posiciona y qué no. Y si el algoritmo empieza a manejar el diccionario con el que pensamos, corremos el riesgo de que deje de ser nuestro lenguaje el que nos define, y pasemos a ser definidos por su algoritmo.

Excelente texto, Jero 👏 —tiene una mirada lúcida, actual y equilibrada sobre la cultura digital.
Lo que propongo a continuación es una versión revisada y optimizada para blog, cuidando tres cosas que acordamos en la línea ERS:

  1. Mantener tu tono reflexivo, pero más fluido y atractivo para lectura digital (párrafos más cortos, mejor ritmo visual).
  2. Incorporar un gancho inicial más fuerte y un cierre con proyección hacia la reflexión del lector.
  3. Ajustar algunas frases para mejorar coherencia, estilo y SEO sin perder tu identidad.

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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