La metafísica es la poesía de la vida.

Más cotidiana de lo que la imaginamos.

Algunas veces, cuando pensamos en el concepto de metafísica, asumimos que o bien está lejos de nuestra capacidad de comprensión, o bien muy cerca de la fantasía. Por lo tanto, desestimamos la posibilidad de comprender la realidad fuera de lo tangible como un terreno meramente especulativo.

Sin embargo, la metafísica nos ayuda a comprender y desarrollar nuestras acciones cotidianas, tanto en la toma de decisiones como en las emociones que nos habitan en cada momento del día.

La comprensión de este campo de creación de conocimiento en el ámbito de lo cotidiano nos ayuda a situar la realidad física, racional y causal en el marco de una de las dimensiones del ser humano, dejando espacio para todas las otras esferas de realidad con las que interactuamos en nuestra vida diaria.

Pongamos un ejemplo: cuando nos ponen un nombre, si bien es sumamente práctico, ya que nos distingue de los demás, también nos bautiza como seres únicos en un momento de la existencia.

¿Alguna vez pensaste que todas las personas que han vivido y vivirán existirán con un nombre que signifique algo? Y que ese nombre debió habérselo puesto alguien que lo precedió.

Cuando llegamos al mundo, la mayoría ya nos hemos convertido en poesía para los demás. Somos seres que necesitamos de la palabra para existir, y la palabra viene a nosotros dándonos un significado de lo que se espera que podamos ser.

Por definición, la metafísica es una rama de la filosofía que se dedica a explorar las preguntas más fundamentales y profundas sobre la naturaleza de la realidad, la existencia y el ser. Y la primera pregunta que se responde es: ¿quiénes somos? Soy Jerónimo, que significa “nombre sagrado”, hijo de Gladis, que significa “princesa”, e hijo de Jorge, “trabajador de la tierra”. Tengo un género asociado a mi biología, que está preparada para producir gametos masculinos, y la posibilidad de existir al ser nombrado en mi forma ontológica, como un ser que puede ser identificado en un tiempo, un espacio y una realidad perceptible.

Entonces, cuando hablamos de metafísica, hablamos de lo más cotidiano y perceptible, con lo que nos identificamos y nos relacionamos en la dimensión tangible.

Podríamos sugerir que, si algo define nuestra realidad, no es la dimensión física, sino la simbólica. Son las formas en las que asumimos una realidad externa a nosotros las que definen quiénes somos, qué hacemos y, fundamentalmente, lo que somos.

La razón por la cual me interesa proponer que la metafísica es la poesía de la vida es, fundamentalmente, porque nos habilita a pensarnos como seres creadores de una realidad que no está delimitada por la dimensión física de nuestra existencia. Claro que esta es una condicionante en muchos aspectos cotidianos, pero no es la biología la que nos define como especie; es la creencia de lo que asumimos como realidad lo que lo hace.

Nos hemos definido como un homínido que piensa, y asociamos el pensamiento a su aspecto racional, fundamentado en la causalidad. Sin embargo, antes de ser un homínido que pensaba, fuimos uno que sentía. Nuestra capacidad de adaptación al ambiente y nuestra supervivencia estaban dadas por las emociones que nos generaba lo que percibíamos. Pero al final, tanto el sapiens como el pre-sapiens tenían el deseo de sobrevivir, y buscaron la forma de permanecer en esta existencia adaptándose a sus reglas. Lo cual nos llevó a confundir que nuestra existencia es únicamente física.

Pero, así como la poesía es capaz de hacernos experimentar realidades que escapan a la materialidad, y muchas veces tomamos decisiones en función de estas experiencias poéticas, la vida es una poesía que todo el tiempo nos hace creer que vivimos en una realidad, cuando podemos estar al mismo tiempo habitando otra que no percibimos.

La posibilidad de pensar en realidades no solo es un privilegio, sino también una gran responsabilidad, y una oportunidad para pensar en la humanidad o humanidades que podemos habitar en un futuro no muy lejano. Si estuviera en tu posibilidad escribir la letra de la poesía para la próxima humanidad, ¿cómo la llamarías?

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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