La ignorancia: ¿una elección o una necesidad evolutiva?

¿Alguna vez pensaste qué pasaría si supieras la fecha de tu muerte y la de quienes amas?
¿Cambiaría tu manera de vivir?
La incertidumbre sostiene nuestra esperanza. Sin ella, el futuro perdería sentido. La ignorancia, lejos de ser un defecto, puede ser el motor que impulsa nuestra evolución.
La muerte es una frontera psicológica y física. Representa el final de la carrera humana, el límite donde todo deseo se detiene.
El tiempo se nos escapa porque no nos pertenece, aunque vivamos creyendo que sí. Esa ilusión es la que alimenta nuestras decisiones.
Solo quienes comprenden que el presente es la única existencia real logran salir de la prisión del tiempo. No se trata de poseerlo, sino de transitarlo con conciencia.
El tiempo: una ilusión necesaria
Como en un viaje en avión, nuestras acciones son limitadas, pero seguimos confiando en llegar al destino. Esa ilusión de control nos mantiene en movimiento.
Somos una conciencia inconsciente, atrapada entre el pasado que recordamos y el futuro que imaginamos.
Esa amnesia existencial nos condena y nos libera al mismo tiempo. Vivimos buscando dejar huella en una realidad que se desvanece.
Si la vida es solo una etapa del ser, conocer la fecha de la muerte podría ser una oportunidad, no una condena.
El tiempo se abriría como un regalo, una posibilidad de decidir con claridad cómo vivir cada instante.
Intercambiamos tiempo por vida, y vida por trascendencia. Porque, al final, el tiempo no se posee: se elige cómo habitarlo.
Entonces, te pregunto otra vez:
¿Querrías saber la fecha de tu muerte?
¿Y la de tus seres queridos?
Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.
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