Consciencia o conciencia

La diferencia se ha abordado en muchos textos, y la idea es partir de esta distinción básica para comprender dónde estamos en el camino del entendimiento de nuestra esencia.

Desde que la humanidad desarrolló el lenguaje, fue consciente de su capacidad de pensarse y definirse en función de las cosas que reconocía como externas. En ese momento, la mente inició su proceso de adopción de la realidad como el campo de creación para la existencia humana. Todo lo tangible era real, lo inexplicable era irreal.

Ser consciente de la presencia de una amenaza mortal se convirtió en la herramienta evolutiva por excelencia del ser humano. Esto generó la certeza de que la capacidad de anticipación sería clave para la supervivencia, convirtiendo la racionalidad en el principal medio para descubrir las leyes que definen los escenarios en los que la vida se manifiesta.

Sin embargo, los conocimientos sobre la dimensión tangible eran casi infinitos, por lo que la imaginación tomó un rol protagónico para dar sentido a lo inexplicable. Las realidades se crean a partir de los pensamientos, y muchas creencias sobre estos fenómenos se convirtieron en rituales para interactuar con lo intangible.

Con el tiempo, las creencias fueron desplazadas por explicaciones racionales, lo que acentuó la racionalidad como la mejor manera de crear nuestra realidad. Este enfoque ha funcionado bien hasta ahora, y no hay motivos para dudar que lo seguirá haciendo. Es la receta de la supervivencia: repetir éxitos y aprender de fracasos.

A pesar del predominio de lo racional, hay experiencias que escapan de este campo y surgen ideas creativas para darles sentido, no solo para sobrevivir, sino para que la existencia consciente tenga una explicación sobre nuestro origen y destino.

Frente a la incapacidad de la explicación racional de ciertos fenómenos, las culturas han desarrollado formas similares para darles sentido, reconociendo la existencia fuera de la dimensión tangible. Estas dimensiones intangibles pueden atribuirse a dos posibles explicaciones: es la forma en que el cerebro articula lo incomprensible, o existe una realidad en las dimensiones intangibles que percibimos y que es tan real como las experiencias tangibles.

Si la primera opción es correcta, tarde o temprano obtendremos respuestas continuando con la evolución racional y el desarrollo tecnológico. Si existe una dimensión intangible accesible mediante otras capacidades, la racionalidad puede ser una barrera para explorarlas.

En cualquier caso, basándonos en el modelo de éxito de la supervivencia, estamos obligados a recorrer ambos caminos para alcanzar la consciencia. Por eso, los nuevos modelos de experimentación humana deberían incluir la exploración de dimensiones tangibles e intangibles, sin asumir que la existencia se encuentra en una u otra.

Los campos de creación de cada dimensión podrían explorarse en la tangible mediante la mente, y en las intangibles mediante el alma y el espíritu. La intuición sugiere que no serán excluyentes y que la experiencia resultante será muy distinta a lo que hoy podemos imaginar.

Diseñar las humanidades con apertura de creencias nos abre puertas a explorar mundos aún no imaginados. Tal vez la mejor metáfora para orientarnos en lo que somos capaces de crear sea la de una gran biblioteca donde cada libro representa una existencia humana posible.

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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