Un GPS para la vida ¿lo usarías?

Al igual que los caminos que elegimos en la vida para lograr nuestras metas, la humanidad camina tratando de llegar a esos lugares donde cree que se encuentran los objetivos que persigue.

Pero ¿cómo trazar los mapas en el espacio del destino si no tenemos las brújulas que nos ayudan a transitar lo intangible? Imaginemos por un momento lo sencillo que sería tener un GPS que nos guíe a los objetivos que nos proponemos, tanto personales como de la especie.


¿Sería algo así?: Oye Nexi, llévame a ser el director de la empresa. Claro, con gusto: esta es la mejor ruta para tu objetivo. Desde donde estás, necesitas 15 años, 21 días, 16, horas, 5 minutos.

Pero un ser racional, lo primero que diría es que es imposible, porque las variables que interfieren en ese destino son incalculables, por lo que las probabilidades de éxito de ese plan serían probabilísticamente infinitesimales. Y claro, nadie se arriesgaría a seguir todos los pasos creyendo que ese realmente se concretaría… o ¿sí lo hacemos?

Tal vez no es un asistente de destino el que nos trace el camino, sino nuestros campos de creación, mente, alma y espíritu, que de alguna manera nos trazan un camino dentro del mapa de incertidumbre que nos generan la confianza para emprender el viaje. Pero, ¿cuántos aciertos tienen esos algoritmos?, ¿son realmente confiables?, ¿qué les hace falta para que lo sean?

Imaginemos por un momento que el destino tiene todas las posibilidades escritas, universos de realidades donde, en función de las decisiones que tomemos, alcanzaremos una u otra, pero que todas son posibles. Lo único que necesitamos para alcanzar nuestro objetivo es un GPS que nos guíe en cada decisión. ¿Instalarías ese GPS en tu móvil? ¿Te gustaría una vida sin sorpresas?

Creo que diríamos que para algunas situaciones nos gustaría tenerlas, pero para otras preferimos la aleatoriedad en la toma de decisiones. Sin embargo, ¿no anularía una situación a la otra? Indistintamente de lo que elijamos, se crearía otra paradoja. Para que eso sea posible, deberíamos existir en infinitos universos y al mismo tiempo no existir en la misma cantidad, ya que por cada realidad posible necesitaría que las combinaciones sean infinitas.

Estas realidades solo son posibles, en dimensiones intangibles, aquellas donde las matemáticas no logren explicarla, donde el realismo científico encuentra sus límites y debe dar paso a lo irracional como método de experimentación.

La ciencia asume que la realidad es independiente de nuestras mentes, y es así en la dimensión tangible, donde experimentamos nuestra dimensión física. Sin embargo, así como la mente comprende las leyes de esta dimensión, puede ser que el alma y el espíritu hagan lo propio con las dimensiones intangibles. Tal vez sea solo imaginación o tal vez sean muestras de esas otras realidad las que percibimos con estas funciones y que nos hacen todo el tiempo vivir en distintas dimensiones, de las cuales solo la tangible es la que logramos percibir con mayores niveles de conciencia.

Si fuera este el caso y las dimensiones intangibles fueran realidades a las cuales podemos acceder con otras capacidades (alma y espíritu), surge la pregunta si lo que necesitamos es un GPS para transitarlas o dejar de lado la racionalidad para experimentarla.

En mi opinión, me gustaría volver a ser un explorador de estos nuevos caminos, que solo con algunos relatos en el equipaje, podría aventurarme a conocer estas nuevas dimensiones. Los riesgos son enormes y la mente que todo lo calcula avizora un fracaso rotundo, pero cuánto conoceríamos nuestra hermosa dimensión tangible, sin un alma aventurera y un espíritu intuitivo.

Trazar nuevos mapas es una forma de abrir nuevos caminos. La tecnología y la racionalidad son uno de estos, y cuenta con mentes brillantes en la humanidad que todos los días generan descubrimientos alucinantes. Sin embargo, creo que hay otros que, por más improbables, fantasiosos e inútiles que parezcan, son dignos de ser explorados. Para eso seguramente se requerirán de almas brillantes y espíritus intuitivos para traer a la realidad, esos nuevos caminos. Que ya los hay, probablemente los profetas de distintas religiones, algo de esto intentaron transmitir. El desafío es no hacer de las palabras hacer linternas para alumbrar la realidad, sino transitar la oscuridadcon sus sonidos .

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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