La presión del Ser

El ser pardoja epacio temporal.

No sé si a alguno más le pasa, pero en ciertos momentos siento que vivo en una paradoja espacio-temporal. Me encantaría decir que es una cuestión de época y así sacarme el peso de la responsabilidad personal. Pero, al final, es mi vida, y si no me hago cargo, los resultados solo me van a impactar a mí.

La paradoja en la que vivo es que todo el tiempo encuentro buenos motivos para soñar con lo que quiero lograr, pero no me detengo a pensar en las realidades que ya puedo disfrutar. El bendito «aquí y ahora» del que tanto hablamos parece tan efímero y vacío de contenido, que es más tentador concentrarse en un «allá y después» capaz de brindarnos la materialidad de un sueño por cumplir. A esto le sumo la añoranza de un pasado idealizado, donde el contacto con la naturaleza y las rutinas sencillas se manifiestan como el lugar al cual me gustaría volver.

Lo escribo y me avergüenzo, pensando en lo dichoso que soy al tener el tiempo y el espacio para hacerme estas preguntas, cuando hay otros cuyo «aquí y ahora» los obliga, lejos de elegir cómo vivir, a preocuparse por mantenerse con vida. Las personas que sufren violencia, los niños vulnerables y todos aquellos cuya realidad presente se les presenta como un infierno cotidiano, asumo que me leerían y, con razón, podrían decir: «no sabe nada de la vida».

Y es probable que tengan razón, porque no sé nada de sus vidas. Así como poco sabemos de los infiernos de quienes, incluso teniendo todo lo que otros soñarían, viven en una angustia permanente.

¿Cómo salir de estas paradojas del tiempo y el espacio personal donde todo se desdibuja, y en la perspectiva de la existencia, las infinitas posibilidades del ser humano son válidas? ¿Acaso tengo una responsabilidad de ayudar a los demás? ¿Los demás tienen una responsabilidad conmigo? ¿Quién dictamina las leyes del karma: la religión, las normas sociales, la ciencia? Mi moral es mi juez, mis sentimientos mi prisión y mis pensamientos mi condena.

Sin respuestas más allá de las mías, elijo, desde mi prisión, ser un humano que en su propia realidad acepta la multiplicidad de estados. Con sus paradojas espacio-temporales, intentaré transitar esta vida en esta nave biológica que siente, piensa y cree, con el único fin de no dañar a los demás, ayudar en la medida de mis creencias sincrónicas a quienes más pueda y disfrutar de mi presente, de mis sueños y de mis pasados. No puedo más y no debo menos, pero con esto hoy me alcanza.

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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