El Significado de Mamá.
Más allá de las palabras

No se preocupen, este no va a ser un texto aburrido sobre la etimología de la palabra ni sobre por qué es tan relevante este concepto en la cosmovisión de distintas sociedades. Al contrario, vamos a intentar convertir los próximos minutos en una reflexión atractiva para comentar en la mesa del Día de la Madre.
Ustedes saben que nombrar algo es darle existencia: lo que no se puede nombrar no existe. Sin embargo, lo que algo significa es distinto a su nombre. Cómo nombramos las cosas es lo que les otorga su verdadero sentido.
Cuando tu mamá te nombra, no solo dice tu nombre, sino que evoca todo lo que vivió para que hoy estés aquí, o donde estés. Cuando una madre llama a sus hijos, actualiza toda la historia de su clan; es un puente temporal que conecta las historias familiares con el futuro de esa familia.
Si lo piensan bien, la madre es el único eslabón en la cadena de la evolución que no puede ser sustituido. Y más allá de lo hermoso que es ser papá y de lo importantes que somos para nuestros hijos, la madre es un concepto que, al final, resulta ser determinante en la existencia.
Como nota de color, la palabra «mamá» es considerada una de las tres primeras que pronuncia un ser humano cuando llega a este mundo. Se especula que es la palabra más antigua en ser usada por la humanidad.
Otro dato curioso es que, en la mayoría de los idiomas, el vocablo con el que nos referimos a las mamás contiene el sonido de la letra «m». Se cree que esto se debe a la facilidad fonética con la que los niños comienzan a emitir sonidos. Sin embargo, no deja de ser llamativo que, en el origen de nuestra existencia, le demos un nombre a quien nos da la vida, nos alimenta, nos protege y nos brinda amor.
Algunos ejemplos de esta tendencia son:
- Sánscrito: माता (mātā)
- Griego antiguo: Μήτηρ (mḗtēr)
- Latín: Mater
- Egipcio antiguo: ሙት (mwt)
- Swahili: Mama
- Yoruba: Mọ́mọ́
- Náhuatl: Nānā
- Quechua: Mama
En cuanto a la etimología del vocablo «mamá» en castellano, proviene del latín vulgar mamma, que significa «pecho» o «seno», refiriéndose al acto de amamantar. Este vocablo latino, a su vez, deriva de una raíz onomatopéyica universal que imita los primeros sonidos que los bebés emiten, como «ma» o «mam», sonidos fáciles de pronunciar y estrechamente ligados a la alimentación y el contacto con la madre.
Para no extendernos demasiado, la razón por la que «mamá» y la metafísica están tan relacionadas es porque, para existir, el ser humano necesita ser reconocido y reconocer a su creador. No hay vínculo existencial más humano que la relación entre una mamá y su bebé. En esa relación se encuentran el alma, el espíritu y la mente, que le dan forma al tiempo presente, uniendo el pasado y el futuro de la especie humana en un nuevo ser.
Los hijos somos el vehículo del tiempo con el que nuestros padres, abuelos y ancestros llegarán al futuro. Y todo eso es posible gracias a que una mamá compartió su ser para que pudiéramos existir.
Por eso, cuando digo «mamá», no solo nombro a mi creadora, mi protectora y mi vínculo de amor con la humanidad. Cuando digo mamá, mama, ñaña, mom o simplemente «ma», lo que realmente estoy diciendo es: gracias por darme la posibilidad de existir.
Feliz día mamá.
Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.