Momento eterno.

La madre y el hijo.

El hijo preguntó: —Mamá, ¿cuándo mueras no te volveré a ver?

La madre, sin saber qué responder, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. Se quedaron mirándose en silencio, permitiendo que el tiempo se desvaneciera en ese instante compartido.

Con una voz suave, la madre le dijo: —Hay muchas cosas que no sé. No quiero que mis creencias influyan en las tuyas. Tú mismo irás descubriendo el camino. Pero cuando yo no esté, este momento que acabamos de vivir siempre será el recuerdo que te lleve hacia mí, no importa dónde estemos tú y yo.

El hijo sonrió y respondió: —Ahora sé que nunca morirás. Viviremos juntos para siempre.

Moraleja: No siempre encontramos todas las respuestas en nuestras creencias. A veces, solo necesitamos vivir la experiencia para descubrir nuestra propia verdad.

Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.

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