La vida es un acertijo para aprender, no para tener razón.
Aprender a jugar es parte del juego.

Les ha pasado alguna vez que se encontraban con un problema sin solución aparente, y que en realidad la solución era algo que no estaba dentro de nuestra zona de entendimiento. Recientemente, el algoritmo de las redes se dio cuenta de que los desafíos y acertijos me lograban atrapar y me inundan de reels, historias y post con esta temática y la verdad es que me quedo atrapado por horas y por días intentando darles solución.
Generalmente, me pasa, como en la vida, que para todos tengo una respuesta, pero de alguna manera no es la que me da la solución. Entonces me pregunto cómo hacer para demostrar que mi respuesta es la acertada y que si no es la solución, por lo menos pueda ser una respuesta válida. Al final me di cuenta de que los acertijos, en mi caso, son como la vida en la vida. Y se los comparto, porque tal vez en algún punto todos o muchos tenemos algo de eso.
Cuando me encarnizo mental y emocionalmente en estas batallas por la razón, generalmente uso el recurso de la autovalidación; y esto ¡¿qué significa?! Que busco las respuestas dentro de mi caja de herramientas y uso lo que sé para resolverlo. A veces encuentro algún camino que me lleva a la solución y reafirmo que esas herramientas, lógica y creatividad, son las que me hacen falta para resolverlo todo. Algo así, como la metáfora del nene que le dan un martillo y cree que todo requiere un buen martillazo.
Pero lo que me llamó la atención es lo aferrado que estoy a mis formas de pensar y lo limitantes que ellas pueden ser. Sobre todo en los acertijos que exigen pensar fuera de la caja, es más llamativo el tiempo que me lleva encontrar esa respuesta, que, por otro lado, no son revelaciones divinas, ni profecías bíblicas, simplemente son una forma distinta de ver las cosas.
Debo confesar que en más de una ocasión he profesado algunas palabras alejadas de las buenas costumbres ante lo distante de mi punto de vista, o de los lugares donde busco las respuestas. Pero al final, vuelvo a enfrentarme a estos desafíos porque me divierten, pero también porque me ayudan a aprender.
Metafóricamente hablando, la vida es algo parecido a estos acertijos, ya que nos pasamos buscando las soluciones para tener razón, usando las herramientas y las lógicas que en alguna ocasión nos sirvieron, pero tal vez al final de la vida venga un ser y te diga, no ninguna de tus soluciones eran las adecuadas, estabas ahí solo para divertirte. Y si fuera el caso, sería hermoso, porque al final terminaríamos riendo de nuestras formas de vivir, y dándonos cuenta lo divertido que fue.
En fin, reflexiones de un sábado a la mañana que tenía ganas de compartir.
!Buen sábado para todos!
Desde tu ahora, en mi pasado, gracias por este presente.