El libre albedrío es la quimera de la existencia; solo en nuestra imaginación, los dioses son capaces de diseñar la forma de lo posible. Tal vez no seamos capaces de escapar de nuestra dimensión tangible mientras conservemos nuestra condición de homínidos, pero nada nos impide soñar con formas distintas de ser humanos.

Incorporar tecnología que rediseñe nuestro cuerpo como vehículo de aprendizaje puede otorgarnos la eternidad, pero también puede dejar de lado aquellas esferas de humanidad que se encuentran en una dimensión intangible. Preguntarnos por el alma, el espíritu y la mente como formas de una consciencia humana puede abrirnos las puertas a campos de creación para elegir la humanidad en la que deseamos evolucionar.